El concepto de belleza y apariencia de cuerpo saludable, si bien ha variado según la época y la moda, es casi tan antiguo como el origen de la humanidad.

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Los progresos realizados en Medicina en las últimas décadas, trajeron el avance en el conocimiento de las múltiples funciones de la piel, participante de la armonía funcional del organismo. Asimismo, el interés en ella pasó a ocupar, no sólo los aspectos clínicos y biológicos sino también los estéticos, dejando de lado el campo de acción arbitrariamente dedicado a la morbilidad, para prestar atención a la prevención ,realzando la belleza de cada individuo,  mitigar las imperfecciones de la apariencia, prolongar la juventud visible y enlentecer el envejecimiento.

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Una mayor exposición al sol y al aire libre, la práctica de los deportes, las exigencias de la vida moderna y un concepto diferente de la higiene, como parte de la salud, dieron motivo al desarrollo de nuevos aparatos y técnicas que, utilizadas con criterio, ayudan al bienestar general y a la conservación de la estética. Toda una industria química se ha desarrollado respondiendo a la necesidad humana de verse y sentirse mejor y de embellecerse, lo cual condujo al cuidado científico de la piel y sus anexos. Por lo explicitado buscamos el  bienestar general, mediante el embellecimiento, el dominio de la cosmética pura y de los medios para prevenir, corregir y eliminar los inestetiscismos.